Leschuk “Blanquea” la crisis del Granada
Un gol en propia puerta del ariete del Eibar permite al Granada rescatar un punto (1-1) de un partido en el que vio peligrar su invencibilidad en casa y sus opciones de ascenso directo.
El Granada volvió anoche a los puestos de ascenso directo. Sin embargo, el semblante serio de su entrenador en la rueda de prensa posterior al partido es más representativo del sentir de jugadores y afición que la propia tabla clasificatoria.
El segundo puesto alcanzado por los pupilos de Paco es tan irreal como surrealista. Irreal porque se debe a un triple empate con Levante y Alavés que por diferencial general beneficia a los rojiblancos, pero cuyo average particular (el que cuenta al final de temporada) encumbraría a los granotas. Surrealista porque no se corresponde para nada ni con los merecimientos ni con las sensaciones mostradas por el equipo.
Crisis de juego y resultados
El Granada ha entrado en crisis. En realidad lo está desde hace bastantes jornadas, al menos en lo que a juego se refiere. Lo más preocupante es que esta enfermedad en el juego ha metastizado a los resultados. Y en cualquier momento podría hacerlo a la situación clasificatoria. Esto último sería ya terminal para sus aspiraciones de ascenso directo, a cuatro jornadas de la foto finish.
Que la escuadra granadina continúe en el pelotón de la pelea por las dos primeras posiciones es culpa de sus rivales. Más que contrincantes por el ascenso, Eibar, Levante, Alavés y Las Palmas parecen esos amigos de la peña ciclista que aminoran el ritmo cuando observan que a un compañero le empiezan a fallar las fuerzas.
Blanco Leschuk, aliado inesperado
Ya no es solo que estén dejando, al igual que el Granada, de sumar de tres en tres; es que ayer el único punto cosechado por los andaluces salió de las botas de un jugador del propio Eibar. Concretamente del ariete argentino Gustazo Ezequiel. De segundo apellido, Leschuk. De primero, Blanco. Nada más descriptivo de lo que hizo con su gol en propia meta: ocultar con un toque de barniz blanco el oscuro panorama que se cierne sobre Granada.
Conviene insistir sobre esto: la actual situación clasificatoria del Granada no es más que una burbuja que, como la inmobiliaria, en cualquier momento estallará. Quizás el viernes en Vitoria, si no lo evita un cambio drástico en el juego colectivo. Más bien una aparición del mismo, porque las soluciones ofensivas del equipo ayer fueron arrancadas individuales, antes del tanto del empate, y balones largos a un Famara fuera de forma, después.
Su rival, el líder de la categoría, es un equipo al que todo el mundo conoce y teme. No es precisamente brillante en el juego, pero se trata de un conjunto rocoso y que castiga las debilidades del rival a base de contragolpes y juego aéreo. En la primera parte fue capaz de aguantar las acometidas aisladas del Granada sin grandes sobresaltos.
El equipo estuvo contra las cuerdas
Ya en la segunda hizo lo que mejor se le da: sacar rédito de lo mínimo. Un saque de banda en el que los de Paco López no estuvieron atentos se convirtió en una falta peligrosa. La ejecución magistral de Arbilla la salvó Raúl Fernández, probablemente el mejor de su equipo una tarde más, con una magnífica estirada. Sin embargo, sus compañeros no correspondieron a su esfuerzo entrando al área. Jon Bautista solo tuvo que empujarla a placer para delirio de los seguidores eibarreses ubicados en el fondo de la misma portería.
No era para menos. El Eibar iba camino de ser el primer equipo en profanar el templo rojiblanco. Restaba media hora para el final, y su rival era un manojo de nervios. Ni Melendo ni Bodiger, que intercambiaron su posición de forma reiterada, conseguían dar salida al balón, ni Callejón y compañía conseguían aparecer en zonas determinantes. Respecto al pichichi de la categoría, Uzuni, su acción más reseñable fue arengar a la grada recién comenzada la segunda mitad. Mucho corazón, pero poco fútbol.
Bryan Zaragoza, determinante sin brillar
Paco López decidió entonces sentar a Callejón para situar sobre el campo a su revulsivo favorito: Bryan Zaragoza. Si bien el gol del empate nació de sus botas, sería injusto otorgar el mérito ni al preparador ni al propio extremo. En primer lugar, porque, salvo la acción del tanto, los armeros supieron anularlo perfectamente. En segundo lugar, porque lo más seguro es que su centro en el minuto 71 seguramente habría quedado en anécdota de no ser por el espectacular remate, hacia su propia meta, de un desafortunado Blanco Leschuk.
Que el Granada consiguiera igualar la contienda parecía más cosa de las fuerzas divinas que habitan Los Cármenes esta temporada que de su juego. De hecho, su rival le había perdonado la vida justo un minuto antes con un disparo alto de Tejero.
Más cerca del 1-2 que del 2-1
Y se la volvería a perdonar tras el 1-1. Paco López introdujo entonces de una tacada a Weissman y a Famara. Quizás consciente del impulso de su afición, que ayer llenó el estadio. A pesar del pasado doloroso y el futuro incierto, los seguidores rojiblancos siguen eligiendo como su tiempo verbal preferido el incondicional. En realidad, los cambios los hizo porque ya los tenía programados con el 0-1, y el juego combinativo no estaba funcionando.
De nada sirvió la entrada en concurso de ambos puntas. Sobre Famara ya hemos hablado. Respecto a Weissman, su míster debió ordenarle que calcara la actuación de Uzuni, puesto que su acción más reseñable fue también una arenga a la afición. Valga la reiteración: mucho corazón, pero poco fútbol.
El Eibar no se arrugaba ante los colmillos de plástico de su rival. No solo defendió sin sufrimiento un punto que le mantenía en el liderato. Fue valiente, o más bien consciente de la debilidad del Granada, y se lanzó a dar el mordisco definitivo. Un par de ocasiones de Quique y un chut desviado de Rahmani podrían haber servido para poner el 1-2 en el marcador y reventar definitivamente la burbuja del Granada. Pero no lo hicieron, por suerte para una parroquia rojiblanca que se marchó visiblemente preocupada. Su equipo ha quedado en una especie de limbo, entre las posiciones de ascenso directo y las de las eliminatorias.
A Mendizorroza sin margen de error… y sin depender de sí mismo
Así las cosas, el duelo directo del viernes en Mendizorroza toma tintes de Juicio Final. De esos que te manda o bien al cielo de Primera o al purgatorio de los playoffs. Esta vez, sin posibilidad de medias tintas ni barnices blancos. De hecho, viendo el sencillo calendario del Levante, incluso ganar podría no ser suficiente. Y es que el Granada no solo perdió ayer la posibilidad de alcanzar el liderato; también la de depender de sí mismo para ascender. De todas formas, visto lo visto, quizás sea mejor depender de sus amigos de arriba…
Ficha técnica
Granada CF: Raúl Fernández; Quini, Miguel Rubio, Ignasi Miquel, Carlos Neva; Melendo (Sergio Ruiz 74’), Petrovic (Weissman 74’), Bodiger (Pol Lozano 78’), Callejón (Bryan Zaragoza 61’); Puertas (Diedhiou 74’) y Uzuni.
Eibar: Zidane; Tejero (Nolaskoain 90’), Venancio, Arbilla, Ríos Reina; Sergio Álvarez, Matheus Pereira, Corpas (Rahmani 68’); Javi Muñoz, Jon Bautista (Blanco Leschuk 68’) y Stoichkov (Quique 68’).
Goles: 0-1, Jon Bautista (60’). 1-1, Blanco Leschuk (pp, 71’).
Árbitro: Gálvez Rascón (Comité Madrileño). Amonestó al local Quini (59’); y a los visitantes Stoichkov (40’) y Matheus Pereira (94’).
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 38 de LaLiga Smartbank disputado en el Estadio Nuevo Los Cármenes ante 17.287 espectadores.