En clave de unidad
La afición del Granada CF debe asumir su rol determinante, la del aliento incansable, la que gana partidos, rescatar la caldera en Los Cármenes
La magia del fútbol radica en la tiranía de la cohesión. Los clubes que hacen triunfar a sus vestuarios se impregnan de un halo de unión total, de la base a la cúspide y viceversa. Cualquier éxito tiene como común denominador la comunión entre las piezas del puzle. El Granada lo sabe y la línea de la campaña de abonos lo atestigua. La afición puede y debe asumir su rol determinante, ya no en la consecución de un hipotético ascenso a Primera División, que también, sino en rescatar la caldera en Los Cármenes. La del aliento incansable. La que gana partidos; la que desata el duende.
El sentimiento de pertenencia cobra sentido cuando el escudo late en el corazón del aficionado. No atiende a la lógica, sino a la lealtad; un intangible más próximo a la ilusión que a la realidad palmaria. Aunque el triunfo lo endulza, no hace que cale en la piel porque, pese a que lo promueva, hay que vivirlo. Emerge del amor a la tierra natal; solo enraíza donde se crece, siendo incondicional. Incuestionable. Es lo que precisa el club: un arranque espontáneo de devoción que acreciente, en forma de decibelios, el empuje de la grada hacia el equipo cuando ruede el cuero; como antaño, sumando en la ecuación.
Lo subrayó el director general del Granada: “El duelo tiene que acabar”. Es el primer paso para revitalizar la ilusión. No es momento para rechazo, ni lamentos; sí para dejar fluir cierto optimismo que permita cicatrizar las heridas. Lejos quedan las tardes en las que el templo del Zaidín invocaba a Eolo, señor de los vientos, soplando con vigor a favor de la navegación rojiblanca, a la par que entorpecía con tornados y huracanes a los rivales. La fortaleza ha de infundir miedo escénico; es el espíritu a restablecer. Sí. La grada se contagia de resultados; la plantilla de un estadio caliente. La comunión, en término medio.
Dar para recibir. Obvio y… siendo así: ¿qué marco tuvimos la pasada temporada? ¿cuál queremos para la próxima? ¿podemos hacer más? Sí. Basta con creer, con volver a dar el salto de fe. Dejen que fluyan las ganas, las emociones, para recrear la tormenta perfecta que devuelva la electricidad al césped. Granada Club de Fútbol solo hay uno y necesita de todos para ‘reconstruirse’. Un hipotético retorno a Primera División se erige, siempre, en clave de unidad. Sabiendo que el camino es largo y hostil. Llegue esta temporada o en venideras, comienza a tejerse en la pasión del día a día. Sin prisa, pero con lealtad.