BALANCE | Jornada 6: Que la palabra “derrota” no se convierta en rutina

La primera del curso hace plantearnos una serie de cuestiones, aun así, no la de activar las alarmas. El Granada CF consuma su primer tropiezo, sin alterarse demasiado

“Derrota consumada, alarmas en el aire, preocupación absoluta”. No, no es el caso. Este pasado lunes el Granada perdió una oportunidad de oro para ponerse a tan solo un punto del Málaga CF, actual líder de la Liga 123. Todos los resultados de esta pasada jornada favorecían a los nazaríes, ya que, además del tropiezo de los de la costa del sol, también equipos como Oviedo, Mallorca y Zaragoza se dejaban puntos, no obstante, no fue así con el Albacete Balompié, que sí aprovechó su oportunidad. Otros equipos como Alcorcón y el propio Deportivo, que antes de esta jornada se situaban más por abajo levantan el vuelo hacia posiciones altas de la clasificación. Conviene tomar nota y asumir esta oportunidad perdida para los rojiblancos, ya que, además de como bien decimos, ponerse co-lideres, el juego que se planteó en el Estadio de Riazor fue mustio, sin gana y con poca ambición. Sabemos que con esa actitud, el conjunto granadino no podrá conseguir buenos resultados y los menos optimistas pueden empezar a pensar que vuelven los tiempos pasados, esos que nos llevaron a no ascender el año pasado, esos que no quisimos asumir con el descenso a esta actual categoría…

A rasgos generales, el Granada CF no realizó un partido brillante en A Coruña. Me atrevería a decir que no se parecían ni de lejos al equipo que jugo en estas últimas tres victorias consecutivas que nos tenía muy felices, ni por asomo. Sin control del juego, los nazaríes veían como el Depor mantenía el esférico, era el único equipo que quiso y propuso en ataque. Los horizontales se limitaron a observar y defender, sobre todo esto segundo. Corrieron detrás de la pelota durante casi todo el partido, salvo el comienzo de la segunda parte, donde intentaron ir más al ataque pero sin consecuencias peligrosas sobre la meta local. Si analizamos la parte buena, podemos decir que la solidad defensiva del Granada se confirma, ya que se mantuvieron correctos en muchas fases del partido. Diego Martínez repitió alineación por primera vez sin revelaciones de ningún tipo, para crear conjunto y fuerza, este es otro aspecto bueno que podemos sacar del encuentro.

Con respecto a los errores, claramente el del penalti cometido por Alex Martínez condenó al equipo. El partido estaba para ello, si alguno de los dos equipos cometía algún tipo de error la acabaría pagando y así sucedió con el Granada CF. El error infantil que convirtió Quique, el jugador del Depor fue a la larga peor para el equipo, se terminó de perder durante el partido. Los visitantes se lanzaron a la contra para intentar conseguir el empate, y una de esas contras lo acabó pagando con el segundo gol del protagonista de antes, Quique. A partir de aquí poca reacción del equipo, el Depor seguía controlando la posesión y las ocasiones seguían llegando a la meta de Rui Silva. Al borde del final, el Granada pudo recortar distancias con un gol que se queda de anécdota, o más bien servirá para ser el gol de la jornada, pero no el que de los tres puntos, que es lo que realmente importa.

Pasamos página rápidamente, dentro de unos días hay derbi en el Nuevo los Cármenes frente al Córdoba. Los de la mezquita son colistas de la Liga 123 y con Ramón Sandoval, ex entrenador granadinista a la cabeza, van a intentar romper su mala racha y aguar aún más si cabe, la fiesta a los locales. El Granada, que tiene que trabajar mucho para este encuentro, debe tener en cuenta el control del balón, dominar de cabo a rabo y que lleguen las ocasiones de gol como en victorias pasadas y, sobretodo, debe de continuar esa sensación de compañerismo, equipo y ganas de ganar. Los fantasmas acechan y no queremos que vuelvan, mucho menos en casa. Por parte del aficionado, tampoco debemos estar preocupados, sabemos que nuestro equipo no se va a rendir y que por una derrota no nos va a alterar. Pero lo dicho, los fantasmas cuanto más lejos, mejor.